22/5/07

CARA Y SELLO DE UNA DINASTIA



En Cara y sello de una dinastía se novela una historia familiar en Chile, desde la llegada a principios del siglo XIX hasta una de las últimas décadas del siglo XX. George Edwards y sus descendientes en la línea de los Agustines Edwards.
A la cabeza de muchos negocios cada Agustín tenía a su mujer al lado, así como hijas mujeres algunos de ellos.
El cuarto tuvo un hijo de su nombre y una hija, Sonia. Ambos son los protagonistas de esta novela de hechos ocurridos. Dramáticos, Sonia. Caballero de industria, Agustín.
Caracteriza a la familia priviligiada en bienes y en la figuración, el ser propietaria secular de los principales periódicos en Chile.
Mónica Echeverría corre el velo de sus vidas reservadas, verosímil y novelescamente.
Se trata del cara y sello de una dinastía. La cara ha sido Sonia y el sello Agustín. Este persiste. Su personalidad, su conducta y sus aventuras fuera y dentro de Chile han sido escudriñadas tanto en libros de ensayo como en artículos de prensa, su rostro ahora de barba y su corpulencia, aparecen a menudo en sus propios periódicos, sobre todo en páginas de vida social y en actos de vida pública, pero donde mejor aparece en su realidad y en su novela, es de hecho, de facto, en esta obra de Mónica Echeverría Yañez.
Armando Uribe
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Sonia Edwards, antecedentes:

Es importante para comprender en toda su magnitud la conducta de Sonia y las presiones a las que fue sometida por su familia conocer quiénes fueron los primeros Edwards que pisaron territorio chileno.
Según los libros: “Diccionario Biográfico” de Virgilio Figueroa, “Historias Breves” de Abel Rosales e “Historia de Chile” de Crescente Errázuriz el primer Edwards que llegó a nuestro país fue George Edwards Brown a comienzos de 1808.
Georges Edwards, según varios de estos investigadores, nació en Londres en 1780, siendo su padre un modesto mueblista de nombre Juan. Su madre de la cual no se tienen mayores datos se llamaba Isabel.
Las crónicas históricas posteriores vuelven a mencionarlo como tripulante del barco de contrabando inglés Skorpios que continuamente atracaba clandestinamente en diversas caletas chilenas. Georges Edwards de alrededor de 27 años desempañaba allí la labor de médico, según el historiador Francisco Encina o, más bien, la de un simple barbero, si nos atenemos a la opinión del poeta Armando Uribe. Uribe señala su discrepancia indicando que era poco probable que en un barco de contrabando viniera un profesional, -siendo la costumbre en esos tiempos- que un barbero con cierta experiencia rudimentaria de cirugía, cumpliera esas funciones.
Francisco Encina relata que cuando estalló la guerra entre España e Inglaterra las colonias de América Latina dejaron de ser abastecidas por sus colonizadores y, ante la escasez de mercancías, inmediatamente se hicieron presentes los barcos contrabandistas ingleses que, con la complicidad de las autoridades españolas de los diferentes países, comercializaban su cargamento.
En uno de esos viajes el joven inglés al ser cautivado por la bella y aristocrática Isabel Ossandón Iribarren que residía en La Serena resuelve abandonar el barco para permanecer junto a ella. Al enterarse de la deserción el capitán del Skorpios y sus hombres lo buscan asiduamente, pero él logra ocultarse al meterse en un tonel que le proporciona su novia en el patio trasero de su mansión. Poco después el joven inglés contraerá matrimoniocon ella el 27 de mayo de 1807 y se instala definitivamente en la ciudad donde ejercerá su oficio.
Pese a su asentamiento y las dificultades de la época en las comunicaciones, la amistad de George con los contrabandistas se mantiene. En otro de sus viajes el Skorpios (setiembre de 1808) recala tranquilamente en la caleta de Guanaqueros, vecina a Tongoy, cuando inesperadamente es atacado traicioneramente por los mismos soldados del gobernador que otras veces aprovechaba del contrabando para enriquecerse. Ante la cruenta matanza de los tripulantes la Real Audiencia inicia la investigación acusando al gobernador de Chile, Francisco García Carrasco como autor intelectual del genocidio y a George Edwards como el contacto entre el capitán Bunker y las autoridades. En el juicio posterior George es además inculpado de haber informado al capitán del Skorpios la maniobra traicionera que, pese a sus advertencias, no evitó el trágico desenlace. Encina concluye su narración indicando que este suceso fue uno de las peores masacres acontecidas durante la colonia y con el agravante de sólo obedecer a la avidez del dinero. Posteriormente el joven Edwards es procesado y encarcelado y el gobernador García Carrasco, cómplice del atentado, es destituido de su cargo. Meses después, gracias a un indulto real, George Edwards obtiene su libertad y en 1819, al nacionalizarse, pasa a llamarse Jorge Edwards Pardo transformándose en un respetable ciudadano de La Serena. El famoso naturalista Charles Darwin en su diario llamado “Darwin en Chile” (1832-1835) cuenta: “Cuando estuve en Coquimbo durante la velada, mientras elcapitan Fitz-Roy y yo comíamos en casa de mister Edwards, un ingles de cuya hospitalidad se acuerdan todos los que han visitado Coquimbo, la tierra empieza a agitarse con violencia...”
Del matrimonio de George con Isabel Ossandón nacieron siete hijos: seis varones y una mujer. Georges, ahora Jorge, falleció de 68 años el 5 de marzo de 1848.
Sonia es descendiente directa de uno de ellos, Agustín, que pasó a ser el más conocido y rico de sus hermanos.

Agustín Edwards Ossandón nació en La Serena en 1815. Según la historiadora María Angélica Illanes en su libro, “La Dominación Silenciosa”, “ Agustín Ewards Ossandón se constituyo en la figura y encarnación del crédito minero del siglo XIX en Chile. La riqueza que a través de esta actividad consiguió lo convirtió en una de las personalidades más importantes e influyentes de su tiempo; se hizo símbolo e ideal del poder. A su muerte, ocurrida el 2 de setiembre de 1878, El Mercurio anotaba: “Ha perdido el país una especialidad. Afortunadamente ha dejado establecido su sistema y lo que es más importante, dejado el ejemplo de sus prácticas como norma.”
Vale la pena contar cómo Agustín Ewards en pocos años logró ser una de las personas más ricas del país. La historiadora Illanes las narra así:
“A los once años de edad se fue a Huasco, donde empezó sus primeras negociaciones mineras. Luego pasó a Vallenar y más tarde a Copiapó. Se hizo habilitador de minas y casi nunca las trabajó directamente. Prefería comprar metales y anticipar fondos a cuenta de los productos metalúrgicos. Así consiguió, poco a poco, incrementar sus escasos fondos iniciales, que fluctuaban entre $1.000 y $2.000 y multiplicarlos en tal forma que en el plazo de 5 años, subieron a decenas de miles.”
Pero fue en Copiapó donde Agustín Edwads Ossandón se consolidó. Sus actividades y negocios mineros irradiaron allí hacia tres campos: la extracción minera, adquiriendo numerosas barras de minas, especialmente de Chañarcillo; la fundición minera en compañía de Francisco Ignacio de Ossa y otros, en la máquina Ossa y Cía.; y el comercio y crédito minero. Este último fue su especialidad, el que adoptó variadas formas y modalidades, al mismo tiempo que impuso allí su autoridad personal.
A través del préstamo minero Edwards realizaba simultáneamente tres objetivos: a) acumular capital por las condiciones que exigía el crédito minero en la época; b) acumular minerales, especialmente plata en una primera época y cobre en una segunda etapa. Segunda etapa en que “llegó a ser uno de los tenedores...más importantes del mundo.” c) monopolizar el comercio de minerales y el mercado del crédito, de manera de poder controlar el precio de los minerales y del circulante.
El éxito alcanzado a través del préstamo minero le permitió el año 1852 crear una sociedad financiera y comercial en Copiapó, la casa Edwards y Cía., una de las pioneras de la actividad bancaria en Chile.

(2005) Editorial COPA ROTA

Prólogo "LA EPOPEYA FINAL DE SALVADOR ALLENDE" (radioteatro histórico)

DE
MÓNICA ECHEVERRÍA


PRÓLOGO

Hace treinta años con mi hija Consuelo de sólo 12 viví pegada a la radio las dramáticas horas en que transcurrió la última batalla y agonía de Salvador Allende en el palacio de La Moneda. Recuerdo cómo nos costó, ese día, encerradas en la casa, descifrar los mensajes interrumpidos de las radios y nuestra desesperación para lograr entender algo de lo que sucedía. Y, por último, después de 8 horas esa sensación de derrota, de silencio. Pasaron muchos años y nunca entre nosotras volvimos a hablar sobre esos sucesos. Por lo tanto,que esa hija pequeña me pidiera ahora, toda una mujer madura, escribir un guión para rememorar ese trágico acontecimiento me parecía increíble. ¡Si ella era todavía una niñita en ese entonces que, poco o nada, -según mi criterio- se había dado cuenta de lo sucedido!
Ahora ella trabajaba en Radio Tierra y estaba a cargo de la dirección y producción de radio-teatros con un equipo de jóvenes como ella. Que sintiera la necesidad de cambiar la ficción de sus novelas actuales por una realidad de hace tanto tiempo me pareció asombroso y sentí que no podía negarme. Ese interés de la nueva generación, pensé, que sufrió un lavado cerebral de 17 años de dictadura, por revivir el pasado, debe ser acatado. Era mi deber hacerlo, por mucho que hubiese preferido olvidarlo.
Comprendí, también, que la doble visión de dos generaciones trabajando juntas podría darle a la narración un sentido más amplio y profundo.

Trabajé durante dos meses recopilando lo que se había escrito al respecto. Especialmente me detuve en la lectura de los libros “El último día de Salvador Allende” de Oscar Soto, pues se trataba allí de un sobreviviente que estuvo en La Moneda desde tempranas horas hasta el final del combate. Fueron para mí, también importantes el texto “El día en que murió Allende” de Ignacio González Camus, e “Interferencia Secreta” de Patricia Verdugo con su CD correspondiente donde aparece la transmisión con sus voces auténticas de las órdenes que los generales de las cuatro Fuerzas Armadas impartieron durante esas primeras horas del Golpe de Estado, que un `bendito aficionado’ logró secretamente grabar. Las memorias “Allende y la experiencia chilena” de Joan Garcés me permitió además conocer el pensamiento íntimo y político de Salvador Allende, pues era su gran amigo y asesor y estuvo presente en la última cena en la casa particular de Allende.
En esa etapa de la investigación tenía claro cómo se habían sucedido los hechos, pero, me faltaba lo esencial de la historia: los sentimientos, temores, miedos y sobre todo las palabras de los que habían vivido directamente esta tragedia. Algunos habían fallecido, pero a muchos, todavía, podía entrevistar. Conversé largas horas con todos ellos, partidarios de Allende y detractores. Y, ahora sí, el radio-teatro comenzó a adquirir vida. Fue una dolorosa experiencia, para ellos y para mí, revivir esos momentos, pero no he querido que mis emociones dominen el acontecer, sino que los hechos, por si solos, determinen el drama de manera que el oyente no se sienta manipulado y él, sólo él, viva sin presiones esta trágica epopeya.

Pueden existir ciertas divergencias entre los minutos exactos en que se verifican los hechos y la discusión que se lleva a cabo sobre el texto del plebiscito que se efectúa después de la cena. Me basé allí en la palabra de Joan Garcés que fue uno de los comensales, los otros, desgraciadamente ya han fallecido. La opinión pública, no obstante, ha continuado preguntándose ¿por qué nunca se ha dado a conocer ese texto? ¿Salvador Allende proclamaría al día siguiente, contrariando la voluntad de su partido, este famoso memorandum que podría haber dilatado el golpe de Estado? El otro hecho discutible es si Tencha permaneció en la casa de Tomás Moro hasta después del bombardeo o logró escapar minutos antes cuando las primeras balas rompieron los ventanales. Para ella fue después, para el GAP que la acompañó antes.
Espero que en el futuro otros investigadores logren aclarar estos detalles y posiblemente algunos otros episodios que se me escapan

Para mí todo el período previo de investigación y entrevistas fue apasionante y lleno de sorpresas. La necesidad de hablar y contar de los protagonistas que sentí tan traumatizados y al mismo tiempo tan satisfechos de poder relatar esas horas que para ellos fueron eternas en que permanecieron junto a su presidente, y en que, pese al horror y el miedo, ninguno quiso abandonar, agarrados, pese a todo, a la esperanza y sin lograr convencerse que sus utopías se derrumbaban.
En cambio, el diálogo con los golpistas transcurrió difícilmente: molestias, titubeos, y variadas explicaciones sobre su conducta fue la tónica general de los entrevistados. La vieja soberbia del vencedor había desaparecido.

Siento que los partidarios de Allende que permanecieron con él ese 11 de setiembre en La Moneda fueron marcados a sangre y fuego para siempre y que ese episodio puebla sus noches de insomnio. En cambio los opositores que participaron en el golpe, prefieren no hablar de esos instantes. Están orgullosos de su eficiencia, pero la victoria les dejó un gusto amargo, pues saben que se trató de una batalla desigual y que, desgraciadamente para ellos, no tuvo más que un héroe: Salvador Allende que se inmoló ante la fuerza bruta.

Quiero agradecer a Radio Tierra que abrió su estudio de grabación y puso a sus técnicos a nuestra disposición, a Pía Matta, su directora por aceptar la idea de este radio-teatro-histórico, a Consuelo Castillo que fue parte esencial de la dirección general de esta realización. A los sonidistas y creadores de la música de fondo y a todos los actores que entregaron lo mejor de su talento para revivir este drama, posiblemente el más trascendental, de nuestra historia cercana.
Por último, Mirella Latorre, para ti un abrazo especial, porque sé cuán doloroso fue el costo de volver a resucitar esos momentos íntimos de calvario y, sin embargo, en nombre de la memoria, fuiste capaz de hacerlo.

PERSONAJES:
Narradora: Mirella Latorre (80 años)
Salvador Allende (65 años)
Augusto (Perro) Olivares (43 años)
Mireya Joven (52 años)
Augusto Pinochet (58 años)
Joan Garcés, español (28 años)
Carlos Jorquera, “el Negro”,periodista (29 años)
3 GAP: Jano, Aníbal, Mauricio (Menores de 25 años)
Verónica Ahumada, jefa de prensa (25 años)
Payita (50 años)
Tencha de Allende (59 años)
Beatriz, Tati, ( hija de Allende) (29 años)
Isabel, Chabela, 27 años (hija de Allende)
Cecelia Tormo, secretaria (28 años)
Carlos Altamirano, Secretario General del P.S. (50 años)
Miguel Enríquez, Secretario general del MIR, (28 años)
EduardoParedes(Coco),médico,exdirector de Investigaciones (39 años).
Ramon Huidobro, Embajador en Argentina (58 años).
Enrique Huerta,Intendente de Palacio (41 años)
Hernán del Canto, secretario del P.S. (37 años)
Osvaldo Puccio, secretario del Presidente (padre) (57 años)
Osvaldo Puccio (hijo) (22 años)
Clotario Blest, Líder Sindical. (67 años)
General José María Sepúlveda (carabinero) (52 años)
Genera Jorge Urrutia (carabinero) (50 años)
Almirante José Toribio Medina (armada) (59 años)
Almirante Patricio Carvajal (armada) (56 años)
General Gustavo Leigh (FACH) (52 años)
General Nicanor Díaz Estrada (FACH) (51 años)
General Herman Brady (ejército) (53 años)
General Sergio Palacios (ejército) (49 años)
Teniente Fernandez Larios (23 años)
Ministros de Allende:
Carlos Briones (Interior) ( 61 años)
Orlando Letelier (Defensa) (49 años)
Edgardo Enríquez (Educación) (61 años)
José Toha (ex ministro) (52 años)
Fernando Flores (Ministro secretario general de gobierno) (37 años)

Funcionarios de Investigaciones:
Juan Seoane, Inspector. (43 años)
Quintín Romero, detective. (39 años)
Médicos de Allende:
Arturo Jirón (35 años).
Patricio Guijón (34 años).
Patricio Arroyo (34 años)
Jose Quiroga (36 años)
Edecanes:
Sergio Badiola, Edecan Militar (36 años)
Jorge Grez, Edecan Naval (35 años)
Roberto Sanchez, Edecan Aereo (38 años)
Marta Lizama, Enfermera (32 años)
Pedro Espinoza, Inspector Brigada de Homicidios, (41 años)
Julio Nabarro, Subinspector Brigada de Homicidios (39 años)
Tomas Tobar, Legista a cargo de autopsia (42 años)

(No todas las edades han podido ser confirmadas)

Interesados en el texto completo, escribir a:
monicaescritorachile@gmail.com




21/5/07

Santiago - Paris, le vol de la mémoire (CarmenCastillo / Mónica Echeverría)


(2002) Editorial PLON (edición francesa)

El vuelo de la memoria






(2002) Editorial Kortazar

DIFICIL ENVOLTORIO




Editorial Sudamericana (1998)

BIOGRAFIA COMPLETA de Mónica Echeverría




Mónica Echeverría nació en Santiago de Chile el 2 de setiembre de 1920. Profesora de Literatura dedicó veinte y dos años de su vida a la docencia. Esta actividad no le impidió desarrollar su vocación por el teatro donde participó como actriz, directora y autora en diferentes obras. Se destacó especialmente como directora del departamento de teatro infantil, dándole a este género un novedosa y creativa forma. Las obras de su dramaturgia más exitosas fueron la serial de QUIQUIRICO, EL CIRCULO ENCANTADO, CHUMINGO Y EL PIRATA DE LATA, GUATAPIQUE, ZAMBACANUTA.


Durante cuatro años estuvo exiliada en Cambridge, Inglaterra (1974--1978) donde fue profesora de literatura y gramática en el Technical School. A su regreso a Chile estuvo a cargo del Centro Cultural Mapocho. De esa época son sus tres ensayos dramatizados de Simone de Beuavoir , García Lorca y María Luisa Monvel.
Es autora de la biografía ANTIHISTORIA DE UN LUCHADOR (1993), la novela histórica AGONÍA DE UNA IRREVERENTE (1996), CRÓNICAS VEDADAS (1999) que rescata del olvido acontecimientos históricos que la censura relegó al olvido, DIFÍCIL ENVOLTORIO (2000), novela testimonial donde se reconstruye la vida de una detenida-desaparecida y de un ejecutado político,. EL VUELO DE LA MEMORIA (2002), novela que narra las vidas de una madre y su hija con sus encuentros y desencuentros. Este libro fue también publicado en Francia el mismo año 2000 y posteriormente en España 2001.


Para el aniversario de los treinta años del golpe de Estado en Chile fue autora del radio-teatro LA ULTIMA EPOPEYA DE SALVADOR ALLENDE. A fines del año 2005 edita CARA Y SELLO DE UNA DINASTÍA, novela de facto sobre la familia de Agustín Edwards.







CRONICAS VEDADAS


El Santiago colonial ve alterada su siesta provinciana por la llegada del temido Comisionado de la Santa Inquisición. Corre el año 1640 y la calma de las principales familias se ve perturbada por las acusaciones de liviandad sexual que recae sobre seis distinguidas damas de la alta sociedad.
En el Chile recién nacido a la vida independiente, envuelto en las turbulencias de las pasiones políticas, la figura de Bernardo Monteagudo, secretario privado del Libertador José de san Martín, se convierte en una sombra siniestra para los hermanos Carrera y para el legendario Manuel Rodríguez.
Un glorioso general de la República es la mano ejecutora de la matanza de la Escuela Santa María en Iquique y sus últimos días van a estar oscurecidos poe la venganza.
La vida de los moradores de un tradicional fundo de Chicureo se interrumpe violentamente en manos del bandolerismo rural de los tiempos del Ñato Eloy.
Un connotado obispo chileno tiene un oscuro pasado como prefecto de Investigaciones en la época de la presidencia de Ibáñez.
Uno de los implicados en los asesinatos de Letelier y Prats, acogido en Estados Unidos a la ley de protección de testigos, carga sobre sus hombros el abandono y la traición de sus pares y sobrevive sin raíces fuera de Chile.
Estos son los temas que la autora, con pluma serena e implacable, nos da a conocer en estas Crónicas Vedadas; vedadas por la historia, ocultadas por los que tienen y han tenido el poder para que lo escondido apenas se vislumbre y nunca se aclare del todo.
Editorial Sudamericana (1999)

Agonía de una Irreverente



La Revista Ercilla del 18 de enero de 1949 señala: “… Como ocurre con los grandes conversadores, Iris era mejor escuchada que leída. Lo mejor de su ingenio está recogido en ninguna parte, sino diluido en recuerdos de los que compartieron su tertulia…”
La autora, en este sorprendente libro recoge este desafío y le devuelve la vida a Inés Echeverría Bello, personaje de carne y hueso que vivió entre los años 1868 y 1949. Fue conocida en su tiempo como Iris, dada la necesidad la necesidad de ocultar detrás de un seudónimo su triple condición de escritora, periodista y mujer.
Esta biografía novelada de un exponente femenino de las letras chilenas desentraña y desmenuza con cariño, respeto y distancia un período importante de la historia de este país a través de la vida de esta interesante mujer.

GLOSARIO DE IRREVERENCIAS

de Inés Echeverría Bello

"Los ideales no son nunca aniquilados por la fuerza bruta"

"Cada vez que el hombre a querido construír un paraíso en la tierra se le ha vuelto un infierno"

"La muerte reconcilia a los enemigos"

"Mi misticismo se ahogó en el catolicismo en que me educaron"

"No queremos ver y permanecemos ciegos ante los estallidos de los marginados"

"El chileno necesita beber, pues no tiene otra manera de alegrarse. Su chispa la saca del alcohol"

"El escándalo le hace falta al beato, pues sirve de aliño a su pacatería"

"- Señora Inés, ¿cree usted en Dios?.- Si, a pesar de la Iglesia"

"Piensa mal, pecarás, pero no errarás"

"Para estar segura con los hombres hay que saber de que vientre han salido"

"Para encontrar a un hombre culto hay que desertar de la aristocracia"

"Las personas llevan todas puestas una máscara adecuada a la finalidad que persiguen"

"Navidad es la sonrisa del Dios recién nacido sobre la tierra triste"

"El tiempo aplaca deudas, apacigua el dolor, ensancha el horizonte y embellece las esperanzas"

"Mi sabiduría tardía maduró en el dolor y apareció en el silencio"

"Más vale ser desgraciada con el hombre que se ama que ser feliz de otro modo"

"Nací a los a los treinta y ocho años, antes era un títere movido por hilos invisibles, productos de mi origen y educación"

"Se unen a la Iglesia la aristocracia y la riqueza haciendo uso de la religión para defender sus intereses pecunarios"


CLOTARIO BLEST: Antihistoria de un luchador


PROLOGO de Armando de Ramón

SOLAPA DEL LIBRO





CAPITULO DESTACADO: Entrevista histórica a Tucapel Jiménez (3 partes)